Ángel González. Aquí Madrid
Un hombre lleno de febrero, / ávido de domingos luminosos, / caminando hacia marzo paso a paso, / hacia el marzo del viento y de los rojos
Ángel González. Para que yo me llame
Para que yo me llame Ángel González, / para que mi ser pese sobre el suelo, / fue necesario un ancho espacio / y un largo tiempo:
Ángel González. Cumpleaños
En este poema Ángel González reflexiona a partir de la fecha de su cumpleaños sobre su propio envejecimiento. Se inserta en una tendencia ya iniciada en el Barroco y que tiene un claro antecedente en Quevedo.
Ángel González. Muerte en el olvido
El amado que existe en función de la amada es un tópico de la literatura que en este caso Ángel vuelve a tratar con maestría. Este poema fue publicado en Áspero mundo, su libro de 1956.