Soneto al Escorial
Llanura vertical y torreada,
milicia de la piedra en el sosiego,
orden y frente del paisaje ciego
que en ella multiplica la mirada.
No mira su jardín. Disciplinada
la pasión vegetal mutila el fuego
en éxtasis de boj y, cuando llego,
hasta el alma es de piedra en la explanada.
Oh muralla gentil, grave y entera,
serena dimensión de la armonía,
alta y robusta eternidad del sueño.
Sobre el verde sin tiempo y la somera
calma del agua, que descansa, fría,
la majestad del acabado empeño.
Sonetos a la piedra, 1943