Lloraba la niña. Góngora
La poesía tradicional de Góngora es tal vez la más conocida de este autor y contrasta fuertemente con su época final caracterizada por la complicación formal. Vean este precioso ejemplo.
Lloraba la niña
(y tenía razón)
la prolija ausencia
de su ingrato amor.
Dejóla tan niña,
que apenas creo yo
que tenía los años
que ha que la dejó.
Llorando la ausencia
del galán traidor,
la halla la Luna
y la deja el Sol,
añadiendo siempre
pasión a pasión,
memoria a memoria,
dolor a dolor
Llorad, corazón,
que tenéis razón.
Dícele su madre:
«Hija, por mi amor,
que se acabe el llanto,
o me acabe yo.»
«No podrá ser, no;
las causas son muchas,
los ojos son dos.
Satisfagan, madre,
tanta sinrazón,
y lágrimas lloren,
en esta ocasión,
tantas como dellos
un tiempo tiró
flechas amorosas
el arquero dios.
Ya no canto, madre,
y si canto yo,
muy tristes endechas
mis canciones son:
con lo que llevó
se dejó el silencio
y llevó la voz.»
Llorad, corazón,
que tenéis razón.