Acentuación general. Millás
En este texto se han suprimido 76 tildes. Encuéntralas y comprueba tus aciertos al final del documento.
Antes de que el avion hubiera alcanzado la altura de crucero, el joven loco se levanto sosteniendo en la mano derecha un aparato del que afirmo a gritos que estaba conectado a una bomba que llevaba pegada al muslo con cinta adhesiva.
-Aqui se va a hacer a partir de ahora lo que yo diga -añadio, con el labio superior y la frente barnizados de sudor.
Las azafatas y el pasaje se dieron cuenta de que se trataba del mando a distancia de un televisor, pero nadie hizo nada por frenar al muchacho.
Eran las ocho de la mañana y acababan de dejar detras un Madrid lluvioso, caotico, agresivo. La Barcelona que les esperaba al otro lado del puente aereo no estaba, segun la radio, en mejores condiciones. Muchos viajeros agradecieron intimamente que se les sacara de la rutina habitual con un falso secuestro.
El joven apunto a una azafata con el mando exigiendole que le condujera a la cabina del piloto.
-¿Que pasa? -pregunto el comandante al percibir el perfume de la azafata tras de si.
-Esto es un secuestro -grito el muchacho apuntando a todo lo que se movia.
-Dice que lleva una bomba pegada al muslo -informo la azafata con neutralidad.
El comandante observo el mando a distancia con una mirada estimativa y pregunto a la tripulacion:
-¿Quereis que salgamos en el telediario o preferis que le de una torta y lo devuelva a su asiento?
Hubo unos instantes de vacilacion que resolvio el copiloto con cinismo:
-Yo prefiero salir en el telediario.
El comandante empezo a sobrevolar Madrid e informo a la torre de control de que estaban secuestrados por un individuo que amenazaba con hacer explotar una bomba que llevaba pegada al muslo si no se seguian sus instrucciones.
Desde la torre preguntaron enseguida que queria.
-¿Que quieres? -dijo el comandante al chico.
-No se -respondio sudando a chorros por la frente-, el caso es que tengo de todo.
-¿Como que tienes de todo?
-Que tengo de todo, eso dicen mis profesores.
-¿No hay de verdad nada que desees, incluso aunque no sea directamente para ti, sino para darle una alegria a alguien?
La azafata se acerco al muchacho y le quito el sudor de la frente, como una enfermera a un cirujano. Entretanto, el comandante se dirigio por la megafonia al pasaje y anuncio que, aunque el avion se encontraba secuestrado, las negociaciones con el terrorista progresaban razonablemente bien.
-Espero darles buenas noticias en poco tiempo -añadio-. No pierdan la calma, y si desean un zumo o un cafe, ponganse en contacto con nuestro personal auxiliar.
Pasaron unos minutos de incertidumbre.
El muchacho loco parecia decepcionado y asustado a la vez por la actitud general. Quiza no habia esperado tanta comprension.
El copiloto saco un peine de alguna parte y se lo paso por la cabeza, quiza pensando en las fotografias. El comandante encendio un cigarrillo con gesto de paciencia.
-¿No quieres que vayamos a Cuba? Es lo normal.
-No -dijo el muchacho saliendo de su estupor-. Lo que a mis padres les gustaria es que me dieran el Premio Nobel de Quimica, porque tienen una drogueria en Fuencarral.
El comandante se puso en contacto con las autoridades, que a la vez hablaron con la Academia Sueca, y, tras unas deliberaciones no exentas de tension, transmitieron al comandante que tratandose de un terrorista solo le podian dar el Nobel de la Paz.
-El de la Paz esta bien -dijo el muchacho tras unos minutos de duda-. Aterriza, que me voy a entregar.
El comandante inicio la maniobra de aproximacion al aeropuerto de Barajas, mientras los pasajeros empezaban a encender los moviles para ponerse en contacto con las emisoras de radio y contar su version de lo sucedido.
Cuando se abrieron las puertas del avion, la policia grito que saliera el secuestrador con las manos en alto. El muchacho abandono el aparato con el mando a distancia en la mano derecha, descendio por las escalerillas y, cuando estaba a un metro de los geos, a punto de que estos se abalanzaran sobre el, apreto un boton y cambio de canal.
Juan José Millás http://elpais.com/diario/1998/11/15/madrid/911132654_850215.html
Pages: 1 2